Cuando esta criatura probó por primera vez nuestro néctar, de inmediato supimos que era única. Era curiosa. Arrogante. Veía nuestro veneno como un elíxir, completamente ajena a las consecuencias. Incluso ahora sigue tratando de resistirnos. Qué huésped tan peculiar. ¿Acaso no entiende de lo que podría lograr si se nos une? Juntos, con su ambición y nuestras esporas, podríamos sembrar el terror más absoluto.