Smolder encuentra la dicha en su papel del ayudante más rápido de Braum Santa. Ya sean cientos de cajas envueltas en papeles brillantes o algún que otro trozo de carbón, el pequeño dragoncito entrega todos los regalos antes de que suenen las campanas que anuncian la primera mañana de la Guerra de Nieve. ¿Qué pasaría si se quedara con uno o dos obsequios bajo el ala? Nadie lo notaría… ¿cierto?