Según la leyenda, una cervatilla y un cuidador servían fielmente hombro con hombro como guardianes de un bosque sagrado. Pero un cataclismo redujo aquel bosque a cenizas. Se dice que la Cervatilla Tímida deambula ahora sin rumbo, consumida por una terrible pérdida, incapaz de olvidar la destrucción. Aunque, incluso en sus pesadillas de fuego, la esperanza que dormita en su interior está despertando poco a poco, a la espera de florecer.