En la tradición jonia, los espíritus de la Oveja y el Lobo llevan un disfraz diferente: el de la Arrebatadora, una entidad que augura el final de todas las cosas, siempre acompañada de su amada Bestia. Ambos se divierten y juegan juntos hasta que son llamados a cumplir con su deber. Nadie sabe de dónde vienen, ni siquiera ellos mismos, pero se dice que aún lamentan la pérdida de alguien a quien conocieron hace mucho tiempo...