Mientras los destinos de dos mundos se entrelazan, Jhin siente una repulsión por la simetría con que todo se desarrolla. Esa falsa perfección podría convertir su Mundo Superior en un infecto reflejo del Inferior... a no ser que intervenga. Acecha en los espacios intermedios, listo para perforar aquellos ofensivos patrones con una bala o un susurro. Debe surgir un nuevo orden, uno moldeado por la sublime discordia.