Conforme el destino de los dos mundos se estrecha, cierta simetría perturba a Jhin. Una que podría convertir su mundo superior en un tedioso espejo del mundo inferior, a menos que intervenga. Merodea por los espacios intermedios, atravesando patrones que le resultan ofensivos con una bala o un simple susurro. Se debe establecer un nuevo orden, creado a imagen y semejanza de una sublime disonancia.