Ni siquiera la paz que reina en el Manantial del Florecer espiritual puede apaciguar la energía traviesa de Teemo. De toallas desaparecidas a bollos de carne escondidos bajo las almohadas; con él presente, no faltan sorpresas. Pero puede que, tal vez, la sonrisa de Teemo sea lo más mágico de la casa de baños. ¿Cómo si no se explicaría que no haya habido ni una queja de sus travesuras?