Este descomunal bastión costero esculpido por magistrales mamposteros bélicos es una maravilla de petricita que se perdió bajo las olas del mar del Conquistador hace muchos siglos. Ahora que se alza de nuevo, sus inexpugnables parapetos y apuntalados muros se yerguen como una proclama eterna: independientemente de las amenazas o presión que soporte, Demacia prevalecerá.